Tenemos que manifestar sin vergüenza el dolor pélvico y no sufrirlo en silencio

El Dolor Pélvico es un término no específico que incluye varios diagnósticos y zonas de dolor como el anal y pélvico (neuralgia del pudendo), el cóxis (coccigodinia), a la zona de la próstata (prostatodinia), dolor a la zona vulvovaginal (vulvodinia) y el de vejiga dolorosa que produce dolor a la zona relacionada con la vejiga urinaria.

La sintomatología es amplía y puede incluir desde sensación de hormigueo (parestesias), sensación de corcho en la zona afectada (entumimento), ardor, dolor de tipo lancinante (como un latigazo) a la zona de la pelvis, el ano, y/o a los órganos genitales. Estos síntomas pueden producirse y agravarse cuando el paciente se encuentra sentado, al orinar, al defecar, al mantener relaciones sexuales, e incluso con la eyaculación en los hombres y durante la menstruación y embarazo en mujeres.

La vergüenza y  otros tratamientos retrasan la visita médica

Todo ello hace que la vida privada de estos pacientes se vea seriamente comprometida, motivo por el cual muchas veces los pacientes, por vergüenza o por otras razones, no piden ayuda médica, cosa primordial para tratarlo.

En otros casos, los pacientes llegan tarde a la consulta del especialista en dolor después de estar polimedicados por otros médicos especialistas como ginecólogos, urólogos, proctólogos, etc. que tardan meses, y a veces años, en buscar una causa específica, como por ejemplo una infección o una anormalidad estructural, y recetan tratamientos como antibióticos, anticonvulsionantes y opiacidos, que suelen ser poco efectivos, o bien los pacientes los dejan de tomar por carencia de resultados.

Tratamientos varios

No hay un tratamiento “Gold-Standard”, sino una serie de tratamientos que en su conjunto pueden mejorar la calidad de vida de los pacientes:

-Terapia Física mediante tratamiento multimodal y ejercicios basados en técnicas de relajación de la musculatura del suelo pélvico y estiramientos, que suponen un beneficio para los pacientes.

-Inyecciones de toxina botulínica en algunos músculos del suelo pélvico pueden mejorar el dolor vaginal al mantener relaciones sexuales.

-Bloqueo del plexo hipogástrico superior, más común el dolor por causa maligna que en dolor crónico a pesar de que hay evidencias de mejora en la zona del pene después de cirugía de próstata transuretral.

-Bloqueo de ganglio impar, con un 70% de efectividad demostrada en casos de dolor en la zona cervical, colon, endometrio, vejiga rectal y en casos de dolor anal, rectal genital y perineal.

-Bloqueo de los nervios periféricos debido a su gran variedad y el del nervio pudendo cómo lo más representativo. Y es que en la zona pélvica confluyen muchos nervios implicados en la relación con el dolor presentado por el paciente. Pueden aplicarse técnicas como la radiofrecuencia pulsada, convencional o técnicas de neuromodulación medular como la implantación de electrodos periféricos o medulares.