Los tipos de Dolor

Hay varios tipos de dolor, según varios parámetros como la duración, la patología, su localización, su curso, la intensidad, etc. que desde Clínica del Dolor de Tarragona os queremos detallar y explicar en este artículo.

Como ya os hemos hecho saber en otros artículos, sentir dolor es «una experiencia sensitiva y emocional desagradable» tal como define la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor, pero a la vez es una señal de nuestro cuerpo para alertarnos que algo no va bien y que nos permite actuar ante cada patología.

Según la duración del dolor nos podemos encontrar:

  • Dolor Agudo: Limitado en el tiempo, con poca afectación psicológica. Es el caso por ejemplo del dolor que ocasiona el dolor neuropático o el dolor musculoesquelético con relación a fracturas patológicas.
  • Dolor Crónico: Ilimitado en el tiempo y el que más tratamos a Clínica del Dolor de Tarragona. Este por su larga y persistente duración sí se acompaña e incluye de afectación psicológica. Es el dolor también de pacientes con cáncer a causa del tratamiento.

Según la patogenia, el tipo de dolor puede ser:

  • Dolor Neuropático: aquel producido por el estímulo directo del sistema nervioso central o por lesión de vías nerviosas periféricas. Este dolor se describe como punzante, quemando y acompañado de parestesias y distasias, hiperalgesia, hiperestesia y alodina. Es el caso de la compresión medular, la plexopatía braquial o lumbo-sacra puesto-irradiación o la neuropatia periférica post-quimioterapia y/o post-radioterapia, entre otras.
  • Dolor Nociceptivo: este tipo de dolor es lo más frecuente y se divide en somático y visceral que se detallan en el próximo grupo.
  • Dolor Psicógeno: aquel en que interviene el ambiente psico-social que rodea al paciente que lo sufre. En este caso es habitual que sea necesario aumentar constantemente las dosis de analgésicos con escasa eficacia.

Según la localización, podemos considerar los siguientes tipos de dolor:

  • Dolor Somático: aquel tipo de dolor que se produce por la excitación anormal de nociceptores somáticos superficiales o profundos (piel, musculoesquelético, vasos…). Este es un dolor localizado, pinchando y que irradia siguiendo trayectos nerviosos. El más frecuente de los dolores somáticos es el dolor óseo producido por metástasis óseas. En este caso el tratamiento tiene que incluir un antiinflamatorio no esteroide.
  • Dolor visceral: aquel tipo de dolor que se produce por la excitación anormal de nociceptores viscerales. Además es un dolor que se localiza mal, es continuado y profundo. Por otro lado puede irradiar en zonas alejadas respecto al lugar donde se había originado. Habitualmente se acompaña de síntomas neurovegetativos. Es el caso por ejemplo el dolor visceral de tipo cólico, las metástasis hepáticas y el cáncer pancreático. Este tratamiento responde correctamente al tratamiento con opioides.

Según el curso, los tipos de dolor pueden ser:

  • Dolor Continuado: es persistente a lo largo del día y no desaparece
  • Dolor Irruptivo: Aumento transitorio en la duración del dolor en pacientes muy controlados a con dolor de fondo estable. Cuando se produce por algún movimiento o alguna acción voluntaria del paciente hablamos de dolor incidental como subtipo de dolor irruptivo.

Según la intensidad el tipo de dolor puede ser:

  • Dolor leve: nos permite realizar actividades habituales
  • Dolor moderado: interfiere en las actividades habituales y requiere tratamiento con opioides menores.
  • Dolor severo: interfiere seriamente y también con el descanso, motivo por el cual requiere opioides mayores.

Según los factores pronósticos de control del dolor podemos hablar de un dolor difícil o complejo cuando no responde a la estrategia analgésica habitual.

Según la farmacología podemos decir que:

  • El dolor responde bien a los opiáceos como el caso de los dolores viscerales y los sintomáticos
  • El dolor es parcialmente sensible a los opiáceos, como el dolor óseo y el dolor por compresión de nervios periféricos.
  • El dolor es poco sensible a los opiáceos, como el dolor por espasmos de la musculatura estriada y el dolor por infiltración-destrucción de nervios periféricos (responde a antidepresivos o anticonvulsionantes)

Fuente: Oncología (Barc.) vol.28 no.3  mar. 2005