El pasado viernes 14 de diciembre fue presentado en el Congreso de los Diputados el Informe ‘El dolor en la enfermedad crónica desde la perspectiva de los pacientes’ realizado por la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) y la Sociedad Española del Dolor (SED) que apunta que casi 9 de cada 10 pacientes con dolor crónico son mujeres, lo que supone el 88%.
Además, según señalaron las dos entidades, es de las patologías que más casos de inhabilitación del rendimiento ocupacional en el ámbito laboral provocan, de forma que un 38% de los pacientes se quedan sin trabajo.
Carmen Escobar, presidenta de la Plataforma, indica que el dolor en la dolencia crónica (que dura más de tres meses) está infravalorado. En este sentido, Pilar Aparicio, directora general de Salud Pública, Calidad e Innovación del Ministerio de Sanidad manifiesta que «todavía hay un amplio margen de mejora», sobre todo en el ámbito asistencial y en la formación de los profesionales sanitarios.
Así mismo, Juan Antonio Micó, presidente de la Sociedad Española del Dolor, critica que en España solo hay 183 unidades del dolor en los casi 800 hospitales públicos, y, de hecho, algunas provincias no tienen ninguna unidad especializada. «Unos 10-12 millones de personas sufren dolor crónico en España, y muchos tienen que esperar hasta un año para ser atendidos por un especialista, con el consiguiente deterioro de su salud física y mental, tanto de él mismo como de sus familiares y entorno.
Problemas de desigualdad
Así mismo, sobre el predominio de dolor en pacientes mujeres respeto hombres, genera problemas de desigualdad.
La presidenta de la Sociedad Española de Migraña y Cefalea, Isabel Colomina, resaltó que el 82% de los que sufren migrañas son mujeres y que existe un auténtico «desconocimiento» en la sociedad sobre la prevalencia de muchas dolencias entre las mujeres por su «componente hormonal».
La vicepresidenta de la Comisión de Igualdad, Ángela Rodríguez, reclamó más «perspectiva de género, también en salud», porqué, a su juicio, la sanidad está diseñada para «hombres blancos de mediana edad que no tienen, por lo general, ningún tipo de problemas «, y recordó la aproximación a veces errónea que se hace cuando una mujer sufre dolor, atribuyéndola al estrés o la angustia.
Por su parte, la trabajadora social de Conartritis, Lidia Monzón, profundizó en esta misma idea y criticó que las mujeres «se los receta antes ansiolíticos que pruebas» para descubrir su patología. De hecho, el informe presentado refleja que el 70% de los que tienen un dolor crónico tienen ansiedad o depresión. «Tenemos que empezar a empoderar mucho a los pacientes», afirmó Monzón