Dolor Orofacial

Los dolores faciales y craneales vienen vehiculados por fiebres aferentes de primeros nervios cervicales, nervio vago, nervio glossofaringial y nervios occipitales. Cuando los dolores vienen relacionados con la boca o sensibilidad en la mandíbula, estamos ante un dolor orofacial. Este es el resultado de un impulso doloroso provocado por lesiones en boca y cara, que es enviado al cerebro a través de una vía común: el nervio trigémino.

¿Cuáles son algunas causas de dolor orofacial?

La mayoría de afecciones que se presentan con dolor en la cara son autolimitantes y se resuelven sin secuelas. A veces, como en el caso de la neuralgia del trigémino el dolor genera una discapacidad por su localización, dando lugar a un dolor crónico que acostumbra a acompañarse de depresión y aislamiento.

Otras causas frecuentes de dolor orofacial son las patologías de la articulación temporomandibular (ATM) y la Neuralgia postherpética que afecta la zona de la cara, sobre todo el Herpes Zoster Oftalmic. Hay dolores faciales sin causa aparente como la Neuralgia facial atípica o idiopática.

– Trastornos temporomandibulares articulares y musculares (TMJDs): Dolor en la articulación que se irradía a la mandíbula, el oído, el cuello y hacia los pilares amígdalas. A menudo se acompaña de cefalea. El estrés suele ser un factor precipitando o agravante de este trastorno. La maloclusión dental también puede influir en la evolución.

La artritis o artrosis de la articulación puede producir un ruido al abrir y cerrar la boca. Si no se trata el dolor, puede ir en aumento hasta limitar la apertura bucal.

– Neuralgia del Trigémino (NT): El nervio trigémino es el quinto de los llamados pares craneales. Su función es transmitir la sensibilidad de la cara y de la parte anterior de la cabeza. La neuralgia del Trigémino es uno de los dolores más intensos que existen. Se manifiesta generalmente con crisis de dolor punzante o eléctrico, de segundos de duración en una mitad de la cara. Estas crisis pueden repetirse varias veces al día y suelen tener un factor desencadenante  como tocarse la cara o el cepillado de los dientes.

– Herpes Zostes Oftálmico: neuralgia postherpética (PHN): Causada por una infección por herpes zoster. Es más frecuente en personas immunodeprimidas o con enfermedades crónicas y por encima de los 60 años. El área afectada corresponde en la zona inervada por la rama oftálmica del nervio trigémino a la zona periocular y cornea. Se caracteriza por un dolor urente constante que aumenta con el contacto ligero superficial, el movimiento o los cambios de temperatura.

-Dolor Facial Atípico o Neuralgia Facial idiopática: Conjunto de síndromes de dolor facial que no son clasificables como neuralgia del trigémino. Se caracterizan por dolor continuo de intensidad variable y no desencadenados por mecanismos trigéridos. La gran mayoría son mujeres y el dolor se acompaña de cefalea. La tensión psíquica es el factor desencadenante o agravante y se asocia a depresión y trastornos del sueño. Algunos pacientes tienen antecedentes de traumatismos o infecciones orofaciales.

¿Cuáles son los tratamientos?

-Medicamentos: Los fármacos antiinflamatorios no esteroides (AINE) y los antidepresivos tricíclicos se utilizan para aliviar el dolor de la DTM. Por NT, el dolor se puede controlar con la carbamazepina, baclofeno, gabapentina y topiramato. Los antidepresivos y anticonvulsivos se usan para tratar la NPH, y agentes tópicos muestran varios grados de éxito (capsaicina y lidocaina).

-El bloqueo del ganglio esfenopalatico: Con este procedimiento, un hielo anestésico se instala en la fosa nasal. Después de que la mucosa esté dormida, un pequeño catéter se inserta a través de la nariz hasta llegar a los nervios bajo del cerebro en la parte posterior de la garganta. El médico inyecta un anestésico de acción prolongada cerca de los nervios.

-Radiofrequencia del Ganglio del Trigémino (ganglio de gasser): Es una técnica percutanea mediante la cual se sitúa una aguja cerca del ganglio gaser a través del agujero oval de la base del cráneo. Se realiza con sedación y guiando la aguja mediante RAYOS X. Una vez situada, se procede a la denervación del ganglio de gaser mediante radiofrecuencia.