Los dolores crónicos más frecuentes son los de tipos nociceptivo musculoesquelético que suponen el 70% de las consultas. Entre ellos, los más frecuentes son los dolores lumbares crónicos. Un 80% de la población sufre en algún momento de la vida un episodio de dolor lumbar y, de estos, el 10% se cronifica.
Aunque, afortunadamente, son menos frecuentes, en un 10-20% están los dolores neuropáticos como la neuralgia del trigémino y otras cefaleas, las neuralgias occipitales, las radiculalgias crónicas como las producidas por la estenosis de canal lumbar, las neuropatías postherpéticas o postquirúrgicas, o el síndrome de dolor regional complejo. Estas patologías a menudo pueden tardar a diagnosticarse, dificultando posteriormente resultados positivos del tratamiento.
Finalmente, aproximadamente el 8% de los dolores crónicos son por causa oncológica. Afortunadamente, cada vez se avanza en las tasas de supervivencia de estos enfermos. Aun así, es muy importante controlar el dolor crónico que pueden sufrir estos, ya sea por la propia enfermedad o derivado de las intervenciones quirúrgicas a los que son sometidos.
Hábitos poco saludables, la causa
Cuando hablamos de dolor osteomuscular damos mucha importancia a los hábitos saludables. El tabaco, la mala alimentación, el exceso de peso, el sedentarismo y la carencia de ejercicio físico son factores negativos muy importantes en el desarrollo y cronificación de determinadas patologías, sobre todo degenerativas, que a la larga provocarán los cuadros de dolor crónico.
Aún así, los buenos hábitos laborales en gente que trabaja en trabajos que requieren esfuerzo físico también pueden ser determinantes en la evolución de los cuadros de dolor crónico. Se invierte mucho tiempo a identificar estos tipos de hábitos nocivos para poder revertirlos.
Otro factor muy importante es que cada vez se viven más años y de forma más activa. Este aumento de la longevidad aumenta también los cuadros de dolor crónico derivados de la degeneración de tejidos en personas de edad avanzada. Cada vez es más frecuente la voluntad de realizar actividades por parte de mucha gente mayor que ven que su cuerpo responde con percepción a dolor crónico que los impide mantenerse activos. Ayudar a que puedan ser activos, es un reto.
El dolor crénico se trata, no se cura
Hay que tener claro que el dolor crónico en la mayoría de los casos no se cura. Como los enfermos diabéticos o los enfermos hipertensos se requiere un tratamiento y control de por vida. El objetivo ante este diagnóstico es que el paciente no vea afectadas ni interferidas sus actividades diarias habituales y sus relaciones personales y familiares por culpa del dolor. Tratamientos de última generación permiten en la mayor parte de los pacientes aligerar buena parte del dolor y reintegrarlos a una vida personal y laboral normal. A la vez es indispensable adoptar hábitos saludables como una buena alimentación y el ejercicio físico periódico, ya que este está demostrado científicamente que es sin lugar a dudas uno de los mejores tratamientos contra el dolor crónico.
Riesgos de la automedicación
La automedicación es un error y no es recomendable en ningún caso y mucho menos en dolores crónicos, ya que automedicarse con fármacos analgésicos opiodes o no opiodes es muy peligroso. Son muchos los casos, sobre todo en los Estados Unidos, de muerte por consumo de estos fármacos obtenidos por internet sin prescripción médica. Es fundamental la supervisión y control periódico por parte de especialistas.